8 de Mayo, Bolivia, mal inicio.

De Jujuy partimos a las 6 am argentinas (debo especificar horarios desde ahora, por culpa de ellos hoy fue un mal día), 15 pesos nos llevarían a La Quiaca, frontera argentina con el pueblo de Villazón, Bolivia. 5 horas de viaje con innumerables paradas, e innumerables parados, nos dejaron en la frontera, la que cruzamos a pie. 5 cuadras y ya estabamos en el siamés pueblo de Villazón, Bolivia. A primera vista el pueblo se resume así, comercio de baratijas y uno que otro artefacto en las cercanías de la línea divisoria, mercadillos y una par de plazoletas con poco verdor, mucho movimiento (natural en las fronteras) muchas mamachas, unos cuantos autos viejos, clima de altura, la verdad no se a cuanto estemos pero mis labios y mis pulmones me dicen que alto.

Solo pensabamos estar de pasada hacia Uyuni, pero la fortuna, mala, nos retiene aquí. Ya notamos que acá transportarse no será tan sencillo como hasta ahora. Llegamos a las 12 horas(aregntinas) y tuvimos que cambiar nuestros relojes, adelantarlos dos horas, como nos lo indicaron dos pobladores tras preguntarles. Averiguamos y para llegar a Uyuni debíamos tomar un bus hasta Tupiza, que salía a las 3 de la tarde (hora boliviana) para de ahí esperar al día siguiente y coger transporte hacia la ciudad de los salares. Tuvimos que matar el tiempo, caminar un poco y por último me quedé en la plaza mientras Nelson iba a internet. De pronto Nelson aparece agitado diciendome que el bus ya habia partido, pero como?, imposible, si recién eran las 2 pm y el bus salía a las 3… recién nos dimos cuenta que los aparentemente amables pobladores que nos dijeron la hora recién llegados, se confundieron o, prefiero no creerlo, nos mintieron. 5 minutos que el bus había partido.. bueno, todo tiene solución. Por suerte Bolivia se muestra muy barato en precios, así que los pasajes, 10 bolivianos cada uno (1,2 dólares!) no mellaban mucho nuestra economía, que más daba perderlos. Tendríamos que pagar el error y esperar dos hora smas para partir en el turno de las 5 pm. Recién aquí nos dimos cuenta de nuestra desgracia. Nuestras mochilas se habían ido en el bus!!!!!, los ineptos cargadores las subieron (las habíamos dejado en depósito) sin constatar si sus dueños (nosotros!) estabamos o no en el bus. Es más, hemos notado que la gente, a la hora de subir a los buses, lo hace a tropezones para poder así pelear el mejor sitio de los sin sitio, es decir, paradito nomás. Todo ese barullo suponemos contribuye a la ineptitud mencionada.
Ropa, zapatillas, medias, desodorante, libros.. y bueno, imagínense nuestras pesadotas mochilas a esta altura del viaje… todo se fue, a Tupiza, a dos horas de camino en trocha lejos de nosotros. A maldecir velozmente y correr tras el bus, aún podíamos alcanzarlo. Paramos un taxi conducido por un viejo con cara de reptil. Debimos observarlo bien antes de apurarlo para qu enos llevara, así hubieramos comprabado que no solo tenía la cara de reptil , sino los hábitos, y que justamente lo habíamos interrumpido en su hora de asoleada para calentar su fría sangre. El muy lagarto nos llevo hasta un atranquerita que ya no quizo pasar, a pesar de que la gente nos decía que el bus estaba 4 minutos adelante. Motivo por el cual no quiso seguir con la persecución…? no lo explicó, en su castellano desganado solo balbuceaba palabras raras, como haciendo mea culpa pero en queja (las personas acá son bastante malhumoradas, hasta el punto de la agresión, si no lean lo que nos pasó luego, con el policía…). Parece que luego de la tranquera el camino se ponía mas mas dificil, trocha neta, y seguro el viejo reptil balbuceante no quería ensuciar sus oxidados guardafangos. MALDITO. Perdimos tiempo valioso, en el lugar que paramos no habían más taxis, así que este tipo, con su actuar, pareció ser parte de los engranajes maléficos que nos llevarían a tener un día pesimo… como para hacernos pensar que si existe el destino.
Para colmo, y todavía quejándose, nos cobró 18 bolivianos por la rídicula «carrera», imagínense que llegar hasta Tupiza nos costaba lo mismo.
Tristes y ridículos, regresamos a la agencia (o mejor dichos espacio polvoriento con casetitas y jaladores de buses) a tratar de buscar una solución. Estaba cerrada, abriría a las 5 pm. Por consejo de un par de pobladores testigos de nuestro sufrimiento fuimos a la policía de tránsito por ayuda. Nelson, para no dar mucha letra sobre el problema de los horarios desfasados, se limitó a decir que el bus partió un poco antes de la hora específica y por eso lo perdimos… iba a continuar con la historia triste de las mochilas pero el cabo, sargento, que sería!!!?? (luego tuve que decirle OFICIAL para ver si apelando a su ego lo calmaba) empezó a gritarnos, que mentira siñurrrrr!!! acá todos somos puntuales!!! no sea mentiroso!!!, respete la autoridad…. y no se que otras sandeces más…, la verdad que su violencia fue irracional, mientras iba alzando la voz se iba enojando más y más, parece que la policía, por el hecho de tener alguito de autoridad, se pone «ruda» porque puede, aunque no deba. Lo comprobamos después cuando un humilde poblador recibió un trato mucho peor que el nuestro (claro, al menos nosotros podíamos defendernos con lucidez, el pobre campesino, ante tremenda gritería, solo alcanzaba a bajar la cabeza y balbucear palabras dispersas). Como salimos del doble enrredo? Nelson, al ser el punto del policía, guardo silencio mientras trate de explicarle los hechos puntuales al señor OFICIAL: nosotros hemos venido a pedirle a usted, que es la autoridad, AYUDA, no a quejarnos… etc, OFICIAL ayuedenos, etc, etc… y bueno, el hombre se apaciguo, y en efcto, fingió ayudarnos usando su radio a walkie talkie o algo similar, aduciendo llamara al terminal de Tupiza (al final no hizo nada, esperamos que la agencia abriera y ellos nos ayudaron realmente).
Tras esperar ansiosamente, pudimos comunicarnos con la agencia de Tupiza, y pedir que nuestras mochilas quedasen en custodia allá, ahasta el día siguiente en que llegaríamos por ella. Obiamente compramos pasaje en la misma «torpe» empresa, para así sobarlos un poquito y tratar así de que tratasen bien nuestras mochilitas (Nelsón había dejado dinero en la suya!!!!).
Ahora escribo desde mi feo pero barato hospedaje (1,2 dólares!) Villazonense (así se dice?). Me es dificil conciliar el sueño, con tanta infomalidad que hemos visto me martirizo pensando que nuestras mochilas puedan haber sido saqueadas, pateadas o perdidas…. espero, ojala, cumplan con lo acordado y las tengan guardadas.