Este artículo es un homenaje a las azules alturas y los verdes alrededores del Alto Minho, una región que ofrece muchísimo por hacer para caminantes, acampantes y seguidores del Camino de Santiago. Actualmente es un gran atractivo que ha llamado la atención de muchos viajeros internacionales por la naturaleza, los bajos precios y la variedad de alternativas.
Hay que decir que moverse por aquí no es muy fácil, el transporte público es casi inexistente y la mayoría se mueve gracias a sitios como Blablacar, o bien con autos particulares.
En mi caso, debo agradecer a Elos da Montanha ya que en compañía de Marina y Patricia, guías de montaña y senderismo, no hubiera podido llegar a tantos rincones en tan poco tiempo. Habiendo conocido este lugar definitivamente recomiendo poder hacer unas visitas guiadas, al menos al inicio para tener una idea. Hay mucho por ver y uno puede estar perdiéndose cosas fascinantes por falta de información.
Caminar es una opción excelente, pero los tramos son largos. Hacer autoestop es una posibilidad bastante viable también.
La apacible aldea medieval de Gondarem, es donde empieza mi visita. Esto se encuentra dentro de Vila Nova de Ceveira y es un trozo alternativo del Camino de Santiago que luego se reúne a otro segmento en Valença do Minho.
Después de esto pude llegar al más emblemático lugar de Vila Nova de Cerveira, el monte del Ciervo desde donde se obtiene una espectacular vista de águila de todo el paisaje.
Al fondo se aprecian las Islas de Boega y de los Amores. Y en el horizonte podía divisarse la desembocadura del Rio Minho juntándose con el océano Atlántico.
Bajando esta montaña fue al mirador de la Capilla de Nuestra Señora de la Encarnación, una pequeña y antigua edificación de piedra donde aún se celebran misas y matrimonios con una vista increíble.
En el camino de bajada también encontramos los petroglifos de Vila nova de Cerveira, curiosos símbolos en piedra sin claro significado.
La ruta prosiguió por Aldea de Covas donde estaba la primera central hidroeléctrica del Alto Minho terminada en 1912. Es increíble que entre el bosque estén estos restos de antigua tecnología. En los alrededores también existe la posibilidad de acampar y como siempre, hacer caminatas.
Para cuando llegaba la hora del hambre y el calor, el lugar no pudo ser mejor. Una especie de antigua taberna de piedra que antiguamente, según me cuentan, era una antigua bodega de vino. En este lugar brillaba la presencia del famosísimo COCIDO portugués, un delicioso platillo de variadas carnes cocidas que se servía con papas, col y otras hierbas. De poste el delicioso arroz con leche de Portugal, no podía dejar de ser tan especial. Nunca había probado algo similar hecho con huevo y limón. Delicioso y suficiente para proseguir la visita.
Después nos sumergimos en Paredes de Coura, la zona central del Alto Minho con mucho más vegetación y árboles, lugar que hospeda también un gigantesco festival de música una vez al año. Pero no es ese mi destino sino seguir pasando por pequeños trozos del camino de Santiago para llegar al Corno de Bico.
Corno de Bico es un área protegida con antiguos árboles y con un bosque viejo y antiguo muy encantador. Allí la misión fue explorar y buscar setas silvestres y castañas. Un bosque maravilloso que dejaba entrar tímidos rayos de luz donde viven jabalíes, caballos y miles de especies de insectos.
A la noche las setas recogidas fueron la estrella en un fabuloso platillo que cocinaron para mi en el Hotel Minho. Hotel Minho es el lugar donde me estoy quedando mientras visito el norte de Portugal y le ha dado un extra a mi placentera experiencia.
La recompensa no podría haber sido más deliciosa. Jamás había probado esta variedad y mucho menos cocinadas de esta manera intensa al ajo y con especias. Declaro que sabía completamente a carne, sabrosa, suculenta como si hubiera pasado por un asador.
Es increíble cuantas cosas se nuevas se pueden hacer en un día. Otra razón más para seguir en movimiento.
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