El promedio de regeneración de células al 100% de una persona adulta es de siete años. Significa que tus células son por completo una copia genética de las células madre. Esta copia no es tan fiel como la original, con el tiempo la copia de la copia se va degradando. Ese proceso lo conocemos como «envejecimiento»
Esto significa que cada siete años podemos dar por sentado que somos una persona completamente nueva. ¿Dónde quedo aquella persona que fuimos?
La respuesta esta en la memoria.
Imagínate que los recuerdos, las experiencias vividas y la personalidad son un bosque y cada nuevo aprendizaje o recuerdo es un nuevo árbol. Cuando uno de esos arboles cae, es reemplazado por otro casi idéntico, pero no es el mismo. En este momento eres un bosque “similar” al que fuiste hace siete años, pero con árboles nuevos y un poco más grande.
Entonces, eres más parecido a un clon de ti mismo que al ser original. Pero hay algo que siempre te hace seguir siendo tu.
La pregunta de fondo es ¿Quién eres?
Puedes ser la persona que viene arrastrando los mismos problemas de toda la vida, esas características odiosas, esos miedos, esos rencores, esas ganas atarantadas de hacer cosas y quedarte a la mitad. Pero mientras antes te des cuenta que “tu no eres asi”, antes comprenderás que puedes ser quien tu quieras ser. Y esa es la mejor parte de todas.
Mucha gente se queda con la imagen de que no puede hacer ciertas cosas, se aferra a sus hábitos y cada vez se convierte más en el típico abuelo lleno de hábitos, costumbres y mañas que no puede abandonar.
Cuanto más joven eres por el contrario tienes ganas de experimentarlo todo y de aprender.
No es ninguna proclamación espiritual ni un estandarte del new age… es la realidad. Eres un ser cuántico llenos de probabilidades y tú eliges cuál de todos los caminos vas a convertir en realidad.
