Una vez se hizo un experimento interesante… Lo vi en un festival de publicidad.
Se colocó en la calle a un niño rubio con ropita limpia y seguido por una cámara oculta. De pronto mucha gente se le acercaba, le preguntaban donde estaba su mama, decenas de personas a su alrededor tratando de ayudarlo.
Luego, la misma escena pero con un chico típico de la calle, sucio, de piel oscura y con aspecto de mendigo.
A ese chico, nadie lo ayudó, nadie le preguntó nada, todos pasaban por su lado como si no estuviera.
El experimento reflejaba que las personas ayudan por naturaleza a quienes se parecen a uno.
Otra cosa que observo.
La gente prefiere ayudar comprando un Mc Donalds con donación que saliendo a hacer algo directamente con quienes lo necesitan. A mi personalmente me causa una fea sensación ver como hay empresas y marcas que se aprovechan de las desgracias ajenas como los terremotos para incrementar sus ventas.
“Con la compra de nuestro producto estarás ayudando a los damnificados de Haití”. “Por cada tres productos que lleves, estarás haciendo una donación a los niños huérfanos de xxxx”.
Es decir, si realmente alguien quiere ayudar debería hacerlo directamente sin intermediarios. Es facilista y sínico hacerse el caritativo a través de campañas de marketing masivo que incrementan ventas de entidades privadas.
Lo mismo pasa con esos centavitos de vuelto que se dejan en los supermercados. En realidad su carácter de “donación” les sirve a las empresas para eludir enormes cantidades de impuestos. Qué, ¿no lo sabías?.
¿Y que piensas de las propinas? La gente deja propinas solo para no ver mancillada su imagen pública, para no verse miserable, pero en realidad estás ayudando a que los empleadores sean más explotadores y no paguen los sueldos que deben pagar justificándose tras las propinas.
Si esa propina se la dieras a un chico que no tiene que comer realmente tu dinero serviría de algo. Pero dale un pan en la mano, no monedas sobrantes a una latita que esta de moda en la televisión. Si existe la intención de ayudar en tí, busca a alguien que lo necesite un día y ofrécele esa ayuda. Regalar monedas a los vagos para que no te roben, o soltar sobras sin una intención verdadera no es ayuda, es estimular el comercio de las donaciones corporativas y limosnas.
«Si esa propina se la dieras a un chico que no tiene que comer realmente tu dinero serviría de algo» no estoy de acuerdo con esta frase… porque seguimos enmascarando la desigualdad social. El problema real es mucho más profundo.
Trabajo en una empresa privada y dentro de la misma me uní a una Red de Voluntarios para poder tener la posibilidad de observar esto mismo que decís pero desde adentro, desde donde se gesta. Hay muchas propuestas de ayuda que embanderan el buen honor y la posición social de la empresa, “su responsabilidad social” como le llaman, pero son todas respuestas espontáneas “llevar colchones”, “juntar juguetes”… sólo sacan del paso a la gente por un momento, pero al otro día las cosas vuelven a ser como antes y la empresa ganó un punto más en el ranking de “los buenos de la película”. Son soluciones superficiales y VIRTUALES a problemas realmente profundos, son una fantasía de solución, una ficción de mejora. Hace unos días llegó a mis manos la posibilidad de presentar un proyecto de ayuda humanitaria… presento una idea buena y la empresa la financia. Pensé en muchas cosas pero todas ellas no hacían más que seguir emparchando la realidad. Las soluciones a este tipo de cosas son iniciativas a largo plazo y son multidisciplinarias: no se puede solo educar, solo brindar un techo, solo llevar colchones ni juguetes si no se alimenta correctamente, si no se ofrece una alimentación basada en la nutrición. Nutrición biológica y social.