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…Adios Bariloche

Nos vamos de Bariloche con una buenísima impresión, de cada playa, de la ciudad, de cada cerro y carretera. Todo el conjunto es tan armónico que no en vano se ha convertido en uno de los destinos principales de las lunas de miel para los argentinos.
Las noches tienen bastante actividad y jóvenes de fin de secundaria vienen a celebrar en las discotecas y compartir el ambiente nocturno que forma también parte de las características principales de Bariloche.

En sus restaurantes uno puede encontrar un paraíso para los carnívoros (mala suerte para los vegetarianos) y de seguro disfrutar de las mejores parrillas. La comida es muy económica, pudiendo encontrarse una inmensa hamburguesa desde los 3 pesos (US$1) y precios que van en adelante.

Hay un lugar llamado Santana donde se come bien, cerca de la plaza donde se juntan hippies a vender artesanías, por la avenida Moreno.

Las visitas por los alrededores son numerosas pudiendo elegirse entre disntintas rutas que van por El cerro Tronador, Isla Victoria, Cerro Catedral y variar entre actividades como el ciclismo, trekking, snowboard, esquí, etc.

Dejamos atrás esta gran ciudad argentina con la esperanza de volver algún día y nos enrumbamos así hacia El Chaltén.

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