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Ica, de regreso…

Este es un punto de paso obligatorio hacia la capital cuando se viene del sur.
Entrar al desierto de Ica es asomarse a un testimonio árido de historia al mismo tiempo que ver la oculta fertilidad entre sus valles y oasis.
Ica tiene en Paracas una de las reservas biológicas más importantes en la cual puede apreciarse una cantidad abundante de fauna; lobos marinos, gaviotas, pelícanos, delfines, todos juntos en un gran balneario.
En Nazca, pueden realizarse varias actividades y visitas a lugares como el centro ceremonial de Cahuachi, los acueductos de Cantayo, y la paradisiaca playa San Fernando que permite avistar cóndores en sus alrededores.

El principal atractivo son las misteriosas líneas de Nazca las cuales son figuras que pueden verse dese mucha altura a lo largo de la pampa. No obstante, Ica encierra otros polémicos misterios.
Tal es el caso de las piedras de Ica, las cuales tienen tallados que según se dice, pertenecen a una humanidad gliptolíptica anterior a nuestra civilización. En sus tallados se ve a hombres conviviendo con dinosaurios; y esto, según como se ha construido la historia, es imposible.

El oasis de Huacachina permite a los visitantes realizar actividades extremas, de las cuales hablamos anteriormente (hace meses cuando recién comenzaba nuestro viaje).
Visitar Ica y sus viñedos, sus museos, sus reservas, sus ruinas y las fabulosas líneas de Nazca es casi obligatorio para un viaje que tiene el Perú como destino.

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