Andamos en Brasil, si bien a 7 horas del castellano, ya todo es diferente, arrancando por el idioma. Después profundizo. Debo contarles la salida del Uruguay y detalles del camino.
Ya con los boletos comprados nos dió pena dejar Chihuahua, amaneció lindo, la otra cara del día anterior. El sátiro viento partió en retirada huyendo del sol que empezó a brillar desde temprano. Había que seguir el plan, solo nos quedaba partir. Teníamos boletos para Chuy, pueblo fronterizo(muy particular) con el Brasil. 23 pesos argentinos y 4 horas nos llevarían hasta allí. Antes de partir Ricardo nos llevo una laguna muy cerca del hospedaje. La zona muestra atractivos más alla del pasajero verano.
Fuertes abrazos y quedamos en la carretera esperando el colectivo (ni tanto, son grandes busus interprovinciales que también hacen carreritas cortas) hacia Punta del Este ciudad. Cambios necesarios de moneda(Uruguay no se hace problemas con ella, dólares, reales, pesos argentinos, todos se aceptan por igual) esta vez a reales brasileros y entre Sabato y el verde paisaje llegamos a Chuy.
En un puesto fronterizo se encargarmos de «botarnos» formalmente del país. Chuy es uruguayo, Chui brasilero. Curioso lugar, no es muy bonito pero si comercial, algo normal en puntos de frontera. El pueblo esta dividido en dos por una avenida principal. Un lado Brasil y el otro Uruguay. Asomando mi cabeza hacia la derecha dejaba mi cuerpo en otro país. Gracioso jugar a los brincos internacionales.
Tan solo caminar y ver precios Duty free (en Tacna, frontera sur del Perú, siguen siendo los más baratos) y nada más. Lo interesante era escuchar a la gente pasar del castellano al portugués según el cliente o la moneda. Es increible como una frontera, hasta una muy unida como esta, puede hacer que las personas cambien de golpe, aunque esten a media cuadra de distancia. No solo idioma, también vestimenta y razas. Despues de casi dos meses vuelvo a ver gente morena. Desde Perú que no lo hacía. Se hablé portugués o castellano, acá todos se entienden y posiblemente se conocen, no es muy grande el lugar.
Desde el «Rodoviario» de Chui un bus nos llevaría para Porto alegre, salía alas 11 de la noche y costaba 69 pesos arg. tarde pero conveniente. Así tuvimos buenas horas de investigación atropológica(y otras de frío en bancas). Las horas finales las matamos practicando canto armónico en la vía pública, recordando las breves clases que nos dió nuestro amigo Abraham en «Vai vai», albergue de Bariloche.
