La mañana siguiente partimos a Haruwen, un complejo turístico en las afueras de la ciudad. Damian nos recogió en Yakush. Para llevarnos a su complejo. El lugar lo fundó su padre con una precursora visión hace ya mas de 15 años. Hoy en día el boom turístico en la ciudad le dio la razón. Es un sitio muy tranquilo, el único por la zona. En la tierras de Haruwen uno puede ver castoreras, cascadas y arroyos, turbales y obvio, nieve. Según la época va decorando la geografía de formas muy caprichosas.
En verano la nieve no es suficiente como para andar en motonieves. Damian tiene varias a dispocisión de los visitantes. Hicimos un buen recorrido del lugar en cuatrimotos. No importa la época, en cuatrimotos o motonieves uno puede recorrer Haruwen teniendo a la emoción como guía. Despues de disfrutar de la preparación y el sabor de un exquisito asado de cordero, tomamos las cuatrimotos y en compañía de Richard, parte del equipo de Haruwen, arrancamos entre nieve y barro. Nos tocó un día algo mojado, pero para mi gusto, mejor. Terminamos llenos de barro pero contento. Una muy buena experiencia. Como ven en Haruwen uno no solo tiene restaurant y hostería sino tambien todo un espacio natural para conocer, en moto, a como la estación de turno nos aconseje.
Un día de reposo, de planificación de ruta, de paseos por zonas costeras y perifericas de Ushuaia para terminar de conocerla. En la noche respectivas despedidas ,cerveza al tiempo(tiempo Austral claro) e intercambios de mail.
A la mañana siguiente entre carga de mochilas y recopilación de fotos terminó la mañana y con ella nuestra estadía en Ushuaia. Han sido 5 días de descanso, emoción y turismo convencional y antropológico en el «fin del Mundo».
Rumbo a Buenos Aires por los aires. Aunque no parezca, desde Ushuaia es mas barato salir por aire. Por tierra entre pasajes y paradas el presupuesto nos increpa.
