Llegamos a Puerto Montt con un clima cálido y cielo despejado. De manera radical, el cielo cambió a nubes oscuras dejando caer breves lluvias. Esto creaba un intenso efecto de arco iris sobre el puerto que desembocaba sobre la ciudad. La vista era esplendorosa.
Puerto Montt no es una ciudad grande, sin embargo muy autosuficiente. Una porción de Puerto Montt (la más cercana a la estación de buses) podría ser considerada peligrosa. Esto por afirmación de algunos vecinos y precauciones provinientes de los carabineros.
El extremo este ofrece radiantes vistas del mar, centros comerciales, skate parks, miradores…
Nosotros estuvimos hospedados en Casa Perla, una típica y pintoresca casa familiar que brinda alojamiento a mochileros. Conversando con Perla redefinimos nuestra ruta (brinda buena información y enlaces para los viajeros) y decidimos ir hacia la isla Chiloé para visitar el Parque nacional Chiloé.
