Escapando de las inundaciones de Praga:
Pese a las inundaciones que tanto aparecieron en las noticias, llego a Praga la primera mañana de sol luego de varios días de lluvia torrencial. El clima esta cada vez más radical. Varios pueblos en el norte de República Checa y el sur de Alemania quedaron afectados y semisumergidos en el agua.
Pero asi como vino la lluvia se fué. Llego a Praga y mientras espero conexiones termino sentado en un lugar del centro que comparto con unos yonkis agujeteandose los brazos. Como si nadie les viera sacan la jeringa que aplican sobre la vena dejando surtir su organismo de cualquier sustancia que los ayude a alucinar la ciudad. Hay tanto turismo en Praga que las caras que se ven son de lo mas variadas, y las vestimentas pintorescas. Cabellos de colores, señoras tatuadas, turistas asiáticos, morenos enjoyados, ancianos motorizados en sus sillas, rusas góticas, judíos polacos, gente con dinero y gente sin él, turistas todos…. Y en medio yo, el mochilero que de seguro tambien se ve raro ante otras miradas. Espero sentado una tarde que pasa volando para poder viajar a Emiratos Árabes.
Pero mi vuelo no saldría hasta tarde, y espero en la ciudad a que caiga la noche. Mi anfitrión Ales, vive en las afueras de Praga y comparte conmigo una deliciosa comida checa. Mientras tanto su pequeño hijo me enseña a hablar checo mejor que nadie usando sus libros del colegio primario. Jugamos básquet, saltamos en el trampolín, montamos skate y se va la tarde. Tengo un vuelo que tomar asi que el aeropuerto de Praga y yo nos volvemos a encontrar.
Por primera vez en tantos vuelos paso por una chequeo tan minucioso de zapatos y pies para ver si no llevaba alguna de «esas cosas» que no se pueden llevar en el vuelo. Como no llevaba «aquello», embarque tranquilo.
El vuelo OK 374 de Czech Airlines me acogió por casi siete horas hasta que aterrizó en Abu Dabi, una rica ciudad de Emiratos Árabes.
La última gota en el desierto: Abu Dabi
El desierto siempre será el desierto, áridos panoramas calurosos de arena, rocas y dunas. Pero es impresionante ver lo que el poder del dinero y la mano del hombre han hecho con este lugar.
Lugares como Dubai y Abu Dhabi serían vacíos absolutos que nadie quisiera habitar, pero se han convertido en el refugio de miltimillonarios, jeques, talibanes, reyes del petróleo y el oro. Han traído agua sobre sus arenas y han forzado la vegetación a crecer. Oasis perfectos, lagunas artificiales y una caprichosa arquitectura de edificios y carreteras muestran como el entorno inhóspito ha sido doblegado por la mano humana.
Conseguir algo de semejante dimensión logística no podría hacerse sin la compañía de millonarias inversiones.
En Abu Dabi siento por primera vez el aire de medio oriente, el calor seco de 35 grados que hace vibrar la imagen del horizonte. Personas con turbantes y vestimentas típicas son la norma, así como el alfabeto tan extraño para mí.
Siempre odiaré la idea de que te no te permitan llevar agua en los aeropuertos forzándote a comprar las caras botellas alrededor de los embarques de avión. En Abu Dabi el agua costaba alrededor de 5 dólares, se hace evidente que el agua aquí es realmente valiosa.
Abu Dabi es una ciudad árida que contrasta el lujo con la supervivencia del hombre. Lo cierto es que si no tienes negocios que atender en esta ciudad, conferencias importantes, o si no tienes enormes cantidades de dinero para hospedarte en los fabulosos y exclusivos hoteles, spa & resort de cinco estrellas entonces puede que tu visita a Abu Dabi no sea más que para ver un poco de arena en medio del desierto. Eso si, tiene islas y playas muy bellas.
A pesar de eso tener haber descansado en la ciudad y poder tener una vista panorámica de todo a la luz de su sol castigador me sigue pareciendo impresionante. Esos canales de agua transparente y salina dejando ver las islas artificiales con casas de millonarios, o bien los palacios y resorts en el medio de la nada es algo tan llamativo como ver un resturante en la luna, o una heladería en medio del sol. Si pasas por Abu Dabi también puedes ver la fortalezas y palacios de mediano tamaño como el de Al Jahili o Al Ain, pero moverse en el desierto sin recursos no es tan simple a menos que tengas un buen camello.
Puedes conocer aquí Abu Dabi desde el cielo en dos minutos:
Por cierto, hablando de sobrevuelos, puedes leer aquí mi artículo: Trucos Para Viajar en Avión como un Rey.