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Cómo un Explorador de la Selva Financiaba sus Viajes en 1956

Historia del cazador de la gran anaconda de 140kg revelada por su nieto mochilero

Conoce al pionero y expedicionario Hilario Medina. Uno de los muy pocos exploradores peruanos de los que se tiene documentación en la actualidad.

Mi abuelo.

Hilario Medina, explorador peruano. 1956
Hilario Medina

Las imágenes que verás no han visto la luz desde 1956, cuando este intrépido cazador de la jungla gozaba de amplia popularidad en los medios peruanos de una sociedad completamente distinta a la de ahora. Fue un popular explorador de la selva peruana especialmente por haber cazado uno de los reptiles más grandes del mundo.

Diario La Cronica, Lima Perú - 1956 - Hilario Medina Explorador Cazador Peruano captura gigantesca boa de 140 kilos en el Alto Ucayali
Hilario Medina Explorador Cazador Peruano captura gigantesca boa de 140 kilos en el Alto Ucayali
Diario Ultima Hora. Lima jueves 22 de enero 1959

Hoy en día esta documentación está resguardada sótanos de grandes archivos de biblioteca. A excepción de estos ejemplares resguardados por la familia.

Enrique Sanchez Salinas e Hilario "Fernando" Medina cazarán una gran boa. Última Hora, Perú 1956
Enrique Sanchez Salinas e Hilario «Fernando» Medina cazarán una gran boa. Última Hora, Perú 1956

El famoso Explorador de la Selva

Hilario era un cazador, explorador de la selva y comerciante. En ese entonces el vivía en un mundo distinto que respiraba otros aires, otras normas y otros valores.

Evidencia de ello son estos recortes periodísticos que dibujan la imagen de un héroe o expedicionario que ingresa a territorios remotos para revelar lo desconocido.

Hilario Medina y Deydamia Liendo Holguín, mis abuelos maternos
Hilario Medina y Deydamia Liendo Holguín, mis abuelos maternos

En el mundo quedaban muchos rincones sin explorar y varias tribus aisladas de la civilización. La televisión a penas llegaba al Perú y la prensa escrita era el medio de comunicación por excelencia.

Hilario era un comerciante, itinerante, mercader. Casado con Deydamia Liendo, su debilidad por los viajes lo convirtieron en un esposo y padre ausente lo que consecuentemente llevó a una separación.

Antes de ello sin embargo hicieron varios viajes juntos tratando de construir del mercadeo de productos un proyecto sostenible.

Su vida se forjó en gran parte haciendo largos itinerarios que lo llevaron por un Perú agreste, inhóspito y muy poco accesible. Si hoy en día las carreteras ya son malas, en los 50’s eran prácticamente inexistentes o caminos de trocha destruidos constantemente por los deslizamientos de lodo, terremotos y cambios del terreno.

Las rutas más difíciles de la selva peruana

A diferencia de ahora, a mediados del siglo pasado llegar al interior de la selva peruana era adentrarse a uno de los territorios más remotos de todo planeta.

La falta de carreteras y la inaccesibilidad de las regiones sierra y selva por vía terrestre contribuían a la sensación de aislamiento.

El viaje requería de varios días en camiones viejos o jeeps levantando tierra y polvo sobre trochas y caminos sin construir, muchas veces destrozados por las caídas de lodo y las lluvias. Caminos quizá hechos para más para ganado y pies de caminantes que para vehículos motorizados.

Estos viajes eran acercarse a la muerte en cada una de las curvas vertiginosas que atravesaban la cordillera de los andes y las minas, en un Perú profundamente andino y folclórico cuya única ciudad desarrollada era la capital.

Luego de las rutas por tierra había que navegar por varios días sin ningún tipo de señal, gps, mapa, celular ni sistema de navegación más que el sol y la buena fé de los lugareños. Esto implicaba dejarse comer vivos por mosquitos y vivir sudando bajo el intenso calor de  una jungla húmeda y densa. La selva podía tener desde indígenas poco amigables hasta piratas armados y narcotraficantes.

Sobreviviendo al interior de la selva peruana

Para sobrevivir y explorar además había que contactar con tribus y negociar permisos con los lores y ametrallados de la jungla que manejaban territorios clandestinos con plantaciones de coca. Había que ganarse su favor ya sea con amistad o con obsequios de la capital y mostrando no ser una amenaza para no desaparecer del mapa.

Hilario, fue el papá de mi mamá, mi abuelo sanguíneo. Y ese es el escenario que él mismo relataba durante las reuniones y visitas en las que pude escuchar sus historias.

De alguna manera única y particular y a diferencia de todos los que lo rodeaban, él era un verdadero cazafortunas, un viajero que aprendió a vivir de sus viajes. Al mismo ritmo y estilo de un Indiana Jones, un Robinson Crusoe, un Nathan Drake buscaba piezas que pudieran ser de valor para el periodismo, para los museos o para sí.

Espedicionarios Hilario "Fernando" Medina y Enrique Salinas con boa de más de 12 metros y 140 kilos

Probablemente los valores del presente siglo puedan cuestionar la valía de un cazador de animales, pero con los ojos del siglo pasado él era un héroe tal y como atestiguan las publicaciones de la época en los medios.

No olvidemos que hablamos de un mundo en donde salir a explorar la jungla no era tomarse un avión y tomarse “selfies” con animales de un mercado turístico como se estila ahora.

Era ganarse la vida como comerciante de cosas que eran inaccesibles, raras y remotas.

Anaconda, el monstruo de la selva:

En ese entonces existía el mito de que en la selva vivía un gigantesco reptil capaz de devorar animales enteros.  No existían documentales ni televisores a colores con suscripciones por cable para verlo como ahora. Para muchos, nadie podía saber a ciencia cierta si ese mito era verdad o mentira.

En ese entonces a penas llegaba por primera vez la televisión a Perú y luego solo habían tres canales durante la presidencia de Velasco Alvarado. La televisión recién volvió a resurgir en los 80’s con cuatro canales que a duras penas alcanzaban a una parte de Lima.

Cazar al gigantesco monstruo y mostrarlo a los medios de aquel entonces era equivalente a cazar al Yeti hoy en día y en su momento sacar a la luz bestias así era algo digno de coberturas y primeras planas.

Gigantesca Boa de 12 metros y más de 140 kg. Expedicionarios Hilario Medina y Fernando Salinas

¿Imaginas hallazgos de ese calibre y que no existiera Internet para contarlo?

Fue en ese contexto que el había escuchado acerca de este gigantesco monstruo al que pudo avistar en una oportunidad pero sin poder capturarlo. Ya en una segunda expedición donde tras una mejor preparación, equipo y conocimiento de la zona consiguió capturar al ofidio.

Si nos adherimos a los testimonios presentados, estamos viendo que entre las capturas de boas que hizo se encuentras algunas de las más grandes del mundo: 12 metros de largo y 140 kilos es un récord propio de una época en que había mayor abundancia forestal y menos civilización en la selva. Era un entorno ecológico bastante diferente del actual.

Además recuerdo que me contó que dichas aventuras eran logísticamente costosas. En aquellos tiempos eran un tipo de emprendimiento aventurero de mucho riesgo.

Esta es la primera cobertura sobre esta historia que existe en Internet, un breve tributo a mi abuelo, explorador de la Selva Peruana. Espero que te haya gustado, gracias por compartir.

Nelson Mochilero

@mochileros

Nelson Mochilero

Creador de mochileros.org y la ruta Sudamérica Austral. Blogger de viajes pionero en Latinoamérica, ganador al mejor blog personal y mejor blog de viajes. Puedes leer más aquí. Ahora en Youtube y en estas redes sociales:

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