San Telmo es uno de los barrios más antiguos de Buenos Aires. Muestra antiguos caserones coloniales y calles empedradas con adoquines por donde alguna vez pasaron tranvías y caballos. Se respira una atmósfera muy histórica y bohemia.
Cada visita que hice a San Telmo siempre tuvo decenas de historias, siempre diferentes. Experiencias que siempre han hecho mi visita interesante a este lugar al que siempre volvería, aunque sea a dar una mirada.
La Feria de San Telmo tiene lugares los fines de semana y entre de sus principales atractivos esta el comercio de antiguedades, artesanías y varias performances de artistas callejeros. La música presenta varias actividades relacionadas con el candombé y los tambores. El tango es un elemento infaltable en la feria.
La visita ideal es en domingo, día en que las calles de llenan de exhibiciones, vendendores, artistas, músicos, artesanos y viajeros de todo el mundo. Es el día de mayor comercio y las atracciones para la vista son inagotables.
El mercado de San Telmo es un interesante centro típico lleno de pequeños tesoros, excentriciades, colecciones y antiguedades. Se puede visitar cualquier día sin interrupción y los negocios de los alrededores ofrecen siempre variadas opciones de comida; desde las típicas empanadas y asados hasta platillos alternativos.
Para los coleccionistas de todo el mundo se ha convertido en un referente. Muchos tesoros se esconden entre pilas de cartones, tarjetas y hojalatería que para el ojo inexperto carece de valor. Pueden hallarse piezas únicas e irrepetibles así como objetos de muy alto valor histórico.