En el valle del río Becva cerca del spa de Teplice nad Becvou, se encuentra una de las cuevas que forman grande del gran sistema de cavernas subterráneas de la zona. Me enrumbo a la naturaleza de la histórica región de Olomouc.
Es la primera vez en mi vida que tomo un tren con esta apariencia, con cabinas privadas, similar a los que tomaba Harry Potter para llegar a Hogwarts.
El día es nublado, lluvioso, y eventualmente podría inundar algunas de las cuevas o parte del circuito. No por eso deja de ser una mañana mágica.
Mi trayecto toma algo de dos horas que aprovecho para aprender más del país y mirar por la ventana hasta que finalmente llego a mi destino:
Al llegar a la cueva me encuentro con un hermoso paisaje de montañas frondosas, un amplio y tranquilo río que pasa bajo el puente que me lleva hacia las cuevas. Entrar cuesta 100 coronas y tomar fotos 40 mas (20 coronas son 1 dólar). Para esto me entregan una linternita que parece de juguete, una guía impresa y un sticker de autorización para el uso de mi cámara.
La fantástica decoración interior de las cuevas está conformada por aragonita, estalagmitas y estalactitas creadas a través de millones de años de goteos, drenaciones y chorros de agua.
Cuando entre al lugar sentí un profundo olor a dióxido de carbono, algo familiar para cualquier que entre en un bus lleno de gente en una mañana condensada y lluviosa, o en una habitación con muchas personas que han pasado la noche dentro. Poco oxígeno, aire viciado.
Aunque ciertas cantidades de este gas pueden ser letales, existe un sistema de monitorización que mantiene alertas a las personas que habilitan el lugar para su visita.
Es complicado llegar a las profundidades de la base de estas cuevas ya que este denso gas se encuentra acumulado y flotando como si fuera una laguna mortal esperando que alguien caíga. Como el gas es mas denso que el aire se mantiene siempre al ras del suelo, en las profundidades.
Las cuevas son frías y húmedas, con paredes que parecieran estar cubiertas de avena con leche, pero en realidad se trata de la acumulación de aragonita, minerales o algunas bacterias que se alimentan de los restos flotantes de piel, polvo y pelusa de los visitantes.
Estas cuevas en particular ofrecen uno de los ambientes subterráneos más cálidos de la República Checa, con 14 grados centígrados y tan solo es una pequeñísima muestra de uno de los más grandes circuitos de cuevas del mundo.
¿Cómo llegar?
Simple. Le preguntan al sistema gps de google maps cual es la mejor ruta desde el lugar donde estén hasta Teplice nad Becvou. Aqui un enlace de ejemplo. Yo tome un tren de Ostrava hasta Hranice y luego empalmé con otro a Teplice nad Becvou. Todo por un costo aproximado de 5 dólares. Luego en Teplice se dirigen a las cuevas de Zbrazov. Aqui el sitio web de la administración de cuevas con horarios, precios y otras recomendaciones.
Lo que es yo, prosigo expedición por los antiguos reinos de Olomouc y la región de Moravia-Silesia.