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De Piura-Perú a Montañita-Ecuador – parte II

Ocho horas son las que transcurren entre Tumbes, Perú hasta Guayaquil, Ecuador.

Cuando uno sube a un bus con ese recorrido en mente se puede imaginar varias horas de aburrimiento, por eso alguno prefieren hacerlo de noche para teletransportarse mágicamente en un abrir y cerrar de ojos. Pero hay que tener un sueño pesado para hacer eso.

A mi no me sale.

Si viajo de noche no solo no duermo bien sino que al día siguiente estoy cansado y no aprovecho bien el día. Por eso hice este tramo de día. Si fuera una ruta que conocía de antemano tal vez hubiera sido aburrida, pero la experiencia me ayuda a afirmar que cualquier viaje que se haga por primera vez a cualquier lugar, nunca es aburrido.

Y la verdad es que las horas se pasaron volando entre el cruce de fronteras, una película, unas cuantas fotos por la ventana, escuchar música y conversar conmigo mismo. Creo que los momentos en bus o avión son de los pocos en los que yo y yo tenemos una larga plática sobre nuestras vidas.

Finalmente veía un gran rio verde con la ciudad en el horizonte. El día estaba nublado y por momentos algunas gotas caían como amenazando con una lluvia que nunca cayó.

 

El terminal terrestre de Guayaquil me recordó mucho al de Tres Cruces en Montevideo. Es casi igual pero más grande. Me dio una muy buena impresión, muy moderno y organizado. Al mismo tiempo es un centro comercial con muchas tiendas, internet, teléfonos y patios de comida. Se puede embarcar desde allí con seguridad a casi cualquier lugar de Ecuador.

Aproveché para comer algo y me llamó la atención de que casi toda la comida era frita. Con el calor que hacía hubiera preferido algo ligero. Mis hermanos argentinos se quejan siempre de que con el calor que hace en sus ciudades no comen sopas, odian el pavo en navidad, o comidas muy complicadas que impliquen encender demasiado tiempo la cocina. Pero en esta parte del hemisferio no hay una lógica de esa naturaleza.

La comida se parece a la de la selva peruana, brasilera y colombiana. Comparte la pasión por las menestras, el arroz acompañando casi todos los platos, la comida marina, y mucha pero mucha fritura de carnes, especialmente plátanos. El Kentucky Fried Chicken veía con arroz y menestras, algo que me pareció raro. Luego de comer algo fui a una cabina telefónica a buscar en la guía algunos hostels, pero no encontré nada. La guía tenía muy poco y a los que llamé no tenían lugar o quedaban demasiado lejos. Al comienzo estaba cansado y con ganas de conocer, pero luego de ir al baño, de comer y descansar un poco me dí cuenta que estar sentado en el bus era más relajado que ponerme a improvisar algo en Guayaquil en ese momento. Como dije al inicio mi idea era llegar lo más al norte posible para comenzar a explorar de regreso.

… y como veía que resistía me fui a buscar un busifante más.

Rumbo a Montañita

Por almorzar perdí el bus que salía directo a Montañita. Pero da lo mismo, e incluso es más rápido tomar los que salen a cada rato rumbo a Santa Elena, ciudad que esta entre Guayaquil y Montañita. Así que los dos buses a Montañita salían en total algo de 4 dólares.

Nuevamente, un servicial insistente me acompañó, me siguió me aconsejó de todo y al final me pidió propina. Estaba dentro del terminal y con uniforme amarillo. Traten de evitar esto en sus viajes salvo que realmente estén desesperados por información. Igual fue buena onda y le di una moneda.

En Santa Elena el bus deja en una esquina donde instantáneamente está otro esperando a quienes empalman para ir por la Ruta del Sol. Ese era el mío.

El paisaje frondoso verde y selvático que había visto desde Tumbes a Guayaquil, fue cambiando por algo más seco y tropical. Los árboles empezaban a desaparecer para ser reemplazados por lomas con arena. Desde Santa Elena hacia Montañita empieza la increíble Ruta del Sol (antes llamada La Ruta del Spondylus) la cual es una activación de marca e integración de las principales playas del litoral ecuatoriano. Aquí se ve completa:

Mi llegada nocturna a Montañita me hizo sentir como Leonardo di Caprio en la Película The Beach llegando a Bangkok…

Me sumergía en una ciudad muy movida y atractiva llena gente extranjera, con música y ofertas de diversión, tragos y comida por todas partes. Malabaristas en el camino se confundían con vendedores de jugos, y hamburguesas. Habían muchos mochileros y artesanos que habían recorrido largos tramos para llegar. Músicos tocando la guitarra, gente descalza por las calles todas las razas credos y colores mezclados en un lugar que tiene la fama de ser una de las mecas turísticas de viajeros en Latinoamérica.

La noche es joven y parece nunca terminar.

Camino buscando hospedaje, camino mirando un poco de todo, demasiado quizá para estar con el peso molesto de mis cosas hasta que al final por agotamiento decidí quedarme en cualquier lugar random. Caí en un hospedaje llamado Local Point que me permitió darme una ducha, dormir muy relajado, tranquilo y dejar mis cosas seguras para explorar Montañita el día de mañana.

Nelson Mochilero

Creador de mochileros.org y la ruta Sudamérica Austral. Blogger de viajes pionero en Latinoamérica, ganador al mejor blog personal y mejor blog de viajes. Puedes leer más aquí. Ahora en Youtube y en estas redes sociales:

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